La Socialdemocracia Reaccionaria II
En la anterior entrada habíamos visto las diferencias entre izquierdas y derechas, el surgimiento del liberalismo, las revoluciones liberales que auparon a la burguesía al poder, desplazando a la aristocracia y creando un nuevo orden social, que trajo como consecuencia unas nuevas relaciones de producción y la creación de una nueva clase social oprimida y revolucionaria: el proletariado, lo cual provoca la aparición del socialismo.
En el marco de la lucha entre el socialismo y el capitalismo, apareció una nueva facción dentro de la izquierda, una facción reformista que nace en el seno del marxista Partido Socialdemócrata Alemán: La socialdemocracia, cuyo primer teórico es Eduard Bernstein quien, en 1899, publica Las Premisas del Socialismo y las Tareas de la Socialdemocracia, libro en el que califica de erróneas las premisas de Marx y rechaza la revolución como medio para conseguir el socialismo, el cual debe alcanzarse mediante la reforma y el parlamentarismo. Es evidente que esta ideología daba la espalda a aspectos fundamentales del marxismo, pero no por ello era reaccionaria, seguía siendo un pensamiento de izquierdas que ocupaba ahora la posición de la izquierda reformista y moderada. Las tesis de E. Bernstein fueron inicialmente rechazadas por el Partido Socialdemócrata Alemán pero, paulatinamente, sus defensores irían haciéndose con el control del partido. Esto provocó que el ala marxista, liderada por Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, se escindiera del partido para formar la Liga Espartaquista, partido que protagonizaría una revolución en 1919, que fue duramente reprimida por el gobierno de, nada más y nada menos, que el Partido Socialdemócrata Alemán. Muchos miembros de la Liga Espartaquista, entre ellos Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, fueron asesinados. El SPD frustró una revolución por el socialismo y contra el capitalismo. La socialdemocracia comenzaba a mostrar su cara reaccionaria.
Poco a poco, los socialdemócratas dejaron de hablar de burgueses y proletarios, de nacionalizaciones…comenzaron a defender el régimen capitalista, intentando darle un toque más humano: capitalismo, pero con sanidad pública; capitalismo, pero con negociación colectiva y derecho a huelga; capitalismo; pero con educación pública…De esta forma esperaban tener el apoyo de la clase trabajadora para la socialdemocracia y, por tanto, para el capitalismo, evitando así que el proletariado pudiera tener tentaciones revolucionarias. Así, la socialdemocracia pasa a defender el capitalismo y a rechazar el socialismo.
Pero aún había un último brillo izquierdista en la socialdemocracia europea de la segunda mitad del siglo XX. En Suecia, el primer ministro, Olof Palme, lucha ferozmente contra el neoliberalismo de Reagan y Thatcher, luchando por salvar los últimos restos izquierdistas de la socialdemocracia. Le costó la vida. Fue asesinado, nadie fue declarado culpable, y en 2011 su asesinato prescribiría y los culpables quedarían impunes, si bien es posible que alguno de los autores intelectuales de su asesinato esté ya criando malvas en alguno de esos verdes y planos cementerios de las películas americanas, enterrado entre barras y estrellas.
Con Olof Palme, murieron los últimos restos izquierdistas de la socialdemocracia. La socialdemocracia, otrora versión reformista del socialismo, se había convertido en defensora de los intereses del capitalismo: Luchaba contra las revoluciones socialistas, se oponía a la nacionalización de los sectores estratégicos de la producción, es más, su programa económico se basaba en la liberalización de la economía, el libre mercado, y la privatización de las empresas públicas. Dejó de defender a los trabajadores, y empezó a servir a la patronal. Habitualmente se teñían de centro-izquierda incorporando a su programa medidas sociales que, dado su modelo económico, sabían que no iban a poder cumplir (Así que ibas a igualar la pensión mínima al salario mínimo… ¿Verdad, Felipe?; con que el pleno empleo… ¿No era eso lo que prometías, Zapatero?).
La socialdemocracia era ya completamente reaccionaria y de derechas. Las demostraciones más descaradas de este hecho fueron por un lado, la llamada Agenda 2010, del canciller Schröder, que suponía la implantación de medidas económicas profundamente capitalistas y la destrucción de los avances sociales conseguidos por los socialistas y los propios socialdemócratas, y por otro lado, la actuación de los partidos socialdemócratas europeos (incluyendo aquellos que tienen la enorme desfachatez de hacerse llamar socialistas) durante la actual crisis económica, donde rechazan definitivamente el capitalismo moderado de Keynes, y buscan la solución en las posturas del capitalismo radical defendidos por la Escuela de Chicago de Milton Friedman (quien, por cierto, es el teórico del modelo económico defendido por gente de la talla del genocida y criminal de guerra George Walker Bush o de los ultraconservadores Reagan y Thatcher).
2 comentarios
Fran Rey -
Desde luego no es descabellado considerar a Lasalle como el padre de la socialdemocracia en lugar de a Bernstein. Es más, la socialdemocracia sueca nació lasallista como tú dices. Ahora bien, normalmente se cita a Bernstein como fundador de la socialdemocracia, entendiendo la socialdemocracia como un revisionismo a Marx, una moderación del marxismo. No se podría en ese sentido considerar a Lassalle el padre de la socialdemocracia, porque nunca fue marxista. Por eso yo prefiero considerar a Lassalle como un socialista utópico pre-marxista, más que un socialdemócrata. Ahora bien, no me cabe la menor duda de que el cambio ideológico en Bernstein estuvo muy influenciado por el lassallismo, y que fue la presencia de los lassallistas la que permitió la difusión de las ideas de Bernstein en el SPD. Por otro lado, fueron los seguidores de las tesis de Bernstein en el SPD y en otros partidos los que continuaron con la degeneración de las ideas socialdemócratas. De hecho, como digo en el artículo, Olof Palme acaba a la izquierda de todos los socialdemócratas europeos. Y, como tú dices, Palme pertenecía a la socialdemocracia sueca y, por tanto, era heredero directo de Lassalle. Es más, sus tesis políticas, el modelo de sociedad que quería construir, y las étapas por las que debía pasar, eran (a mi juicio) un lassallismo moderno, incluso una revisión general de todos (o muchos) los socialistas utópicos pre-marxistas. No obstante, también considero tu tesis muy válida y muy interesante. Es más, me sorprende lo poco habitual que es la consideración que tú has hecho, teniendo en cuenta lo bien fundamentada que está.
Un saludo, y espero verte por mi blog cuando esté renovado. Me ha gustado mucho tu aportación.
Disidente del Capitalismo -