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El Blog de Fran Rey

Estafas políticas

Sobre el banco malo.

El gobierno de Mariano Rajoy, el mismo que dijo que los españoles "no pagarían ni un euro por Bankia", ha dicho ahora, que no pagaremos "ni un euro por el banco malo". Con el historial de mentiras que tiene este desgobierno, prácticamente no hace falta decir nada para demostrar la falacia que es decir que los españoles "no pagaremos ni un euro por el banco malo". Con saber que lo dice el gobierno PP, ya podemos imaginarnos que es mentira. No obstante, vamos a aclarar que es eso de un banco malo, y por qué, a la fuerza, sí va a suponer que los españoles paguemos más de un euro y más de dos.

El llamado "banco malo" consiste en una entidad de carácter pública que, con dinero del Estado (es decir, con el dinero que todos los contribuyentes pagamos a las arcas públicas para recibir sanidad, educación, carreteras...) va a comprar la deuda de los bancos. Es más, no va a comprar cualquier tipo de deuda, va a comprar lo que se llaman "activos tóxicos", es decir, activos que son tan malos, que son un agujero de dinero tan grande, que nadie en su sano juicio los compraría (y, por tanto, los bancos están siendo incapaces de deshacerse de ellos). Dicho de otro modo, el banco malo va a coger el dinero de todos los españoles y va a comprarle a los bancos privados la peor parte de su deuda, quedando éstos libres, solventes, y bien saneados, todo ello gracias al dinero de los impuestos de los ciudadanos que son desahuciados, y estafados sistemáticamente por los bancos privados. Por tanto, el balance de la operación será que el Estado le dará un montón de dinero a los bancos privados y, a cambio, se quedará con las deudas que estos tienen. Cualquier persona con dos dedos de frente vería que cambiar dinero por deudas es una operación absolutamente estúpida y que, además, es iluso pensar que no va a costar “ni un euro”. Al contrario. Por un lado, comprar dichos activos va a costar dinero y, por otro, hay que tener en cuenta que, como he dicho, esos activos son un pozo sin fondo por donde se escapa el dinero a raudales. Es decir, el Estado va a tener que gastarse una buena cantidad de dinero, primero en comprarlos, y luego en sanearlos. De nuevo, se socializan las pérdidas y se privatizan las ganancias.

¿Por qué dice, entonces, el ministro que los españoles no van a pagar ni un euro? Pues porque, según él, en los 15 años que va a durar el banco, la economía va a mejorar, entonces, esos activos tóxicos se revalorizarán, y los mercados se los quitarán de las manos, por dinero suficiente como para cubrir las pérdidas iniciales. Lo que el señor ministro no nos dice, es que la mayoría de esos activos son activos inmobiliarios, y que la única forma de venderlos todos por un precio que consiga compensar todo el gasto, es que vuelve a haber otra burbuja inmobiliaria, cosa que no es ni probable ni, desde luego, deseable.

Similitudes entre PSOE y PP

 

-Los dos defienden el modelo económico neoliberal

-Los dos pretenden solucionar la crisis recortando derechos a los trabajadores, en lugar de a los oligarcas financieros que la han provocado.

-Los dos le han subido los impuestos a los trabajadores

-ZP le bajó los impuestos a los Ricos, y Rajoy les dio una amnistía fiscal

-Los dos defienden que ni tú ni yo podamos votar al Jefe del Estado

-Los dos defienden que, en unas elecciones, los votos de los ciudadanos deben valer más si van a PP, PSOE,  CiU, o PNV y menos si van a IU, UPyD, ERC…

-Los dos han hecho una reforma laboral injusta, y han criticado la del otro.

-Los dos han subido el IVA

-Los dos nos han dado presidentes del gobierno con un pasado falangista

-Los dos, juntos y sin preguntar a nadie, han modificado la constitución para obligar a las CC AA a gastar menos en sanidad y educación públicas.

-Los dos se han opuesto a investigar los crímenes del franquismo

-Los dos defienden la misma política internacional

-Los dos han entregado la soberanía popular de los españoles al gobierno alemán

-Los dos se oponen a la laicidad del Estado.

¿Todavía alguien cree que el PP y el PSOE son diferentes? Son el mismo partido, el PPSOE, el partido único que da sostén al régimen actual. Su división formal es únicamente para aparentar alternancia y democracia.

Y si alguien tiene pensado responder que “todos los partidos son iguales” yo le pregunto ¿Cómo coño lo sabes, si solo has dejado gobernar a dos que, además, defienden exactamente lo mismo? HAY MÁS PARTIDOS. Hasta ahora solo ha gobernado la derecha (PPSOE), ya va siendo hora de que gobierne la Izquierda.

El gobierno gobierna, pero no manda.

Cuando el liberalismo español comenzó a gobernar, tuvo que hacer frente al poder absoluto del Rey, para lo cual fue necesario redactar nuevas constituciones que estableciesen el principio de soberanía nacional, ese que los revolucionarios franceses enunciaban como “la soberanía reside en la nación, y no en el Rey”. Pero, por supuesto, aquellos templados liberales españoles no tenían ni intención ni tampoco opción, de suprimir una institución que, por definición, es contraria a los principios del liberalismo real (y ya no digo nada de la democracia): La monarquía. Por eso decidieron crear nuevas formulas de gobierno que le entregasen al Rey un mero papel institucional, mientras que el verdadero poder político residía en las cortes.  Para ello, adoptaron la premisa que, en su momento, gritaban los defensores del monarca francés Luis Felipe de Orleans, es decir, “El Rey reina, pero no gobierna”.  Esa es la frase que se sigue utilizando en la educación primaria (o, al menos, se utilizaba cuando yo era alumno, no hace tantos años) para explicar a los niños como funciona la actual monarquía Española. Por supuesto, esta explicación  suele ir, además, acompañada de una serie de mitificaciones (La Transición, el 23-F, etc.) que tienen una función más cercana al adoctrinamiento que a la educación.

Hasta este punto, puede parecer que este texto va a tratar sobre la monarquía. Si algún lector estaba a punto de sacar su bandera tricolor y cantar el Himno de Riego, siento decepcionarle, pero el tema no es ese. El lema de “El Rey Reina pero no gobierna” ha servido para definir un sistema que ha permanecido de forma más o menso intermitente en la historia de España. No obstante, hoy nos encontramos ante una nueva etapa de la Historia. Y es que ese poder que se arrebató a la monarquía para entregárselo a las instituciones elegidas por el pueblo, ha sido, de nuevo, traspasado a unos nuevos  organismos soberanos: los mercados. Si en España “el Rey reina, pero no gobierna”, no es menos cierto que “El gobierno gobierna, pero no manda”. Y es que las instituciones clásicas de poder, es decir, los gobiernos y los parlamentos, están ya completamente subordinadas al interés de esos llamados mercados, y ya no tienen ni voz ni voto en ninguna cuestión que sea relevante. Han pasado a ocupar el mismo papel testimonial que ocupan las monarquías en los regímenes constitucionales.

Sin ir más lejos, estos días hemos visto como se ha producido el famoso “rescate” a la banca española.  Si uno tira de hemeroteca reciente (basta con echar un vistazo al último mes) podemos ver como el gobierno niega por activa y por pasiva la posibilidad de un rescate. No solo eso, si no que hicieron lo posible por demostrarle al mundo que era innecesario. Si retrocedemos un poco más en el tiempo, hasta llegar a los últimos coletazos del gobierno de Zapatero, podemos ver como el PP agitaba el fantasma del rescate a España. En aquel entonces, un rescate implicaba el fin del bienestar de los españoles (no sé muy bien que bienestar) y era algo que había que evitar a toda costa. Pues bien, hace un par de días, los mercados (a través de esa correa de transmisión de los mandatos de los oligarcas financieros en que se ha convertido la Unión Europea) obligaron a Rajoy a aceptar ese rescate que tanto temía y que tan innecesario consideraba. Eso sí, en rueda de prensa, nuestro presidente hizo gala de una hipocresía que roza el monólogo humorístico, y afirmó que era él el que había presionado para conseguir el rescate. En aquel momento creí ver a Fernando VII afirmando que juraba por convencimiento aquella constitución de 1812, y no como fruto del pronunciamiento militar de Riego. Y es que, aunque el Rey no gobierne, y el Presidente no mande, ninguno de los dos puede parecer un pelele carente de utilidad. Tienen que justificar su sueldo y sus privilegios.

EL REFORMAZO

El 20 de Noviembre de 1975, fallece en la cama y sin ser juzgado, el dictador Francisco Franco. Después de su muerte, se inicia un proceso que pasa por la convocatoria de unas elecciones y culmina en la redacción de la Constitución Española  de 1978. Las elecciones no fueron del todo limpias (no se permitió que se presentasen muchos partidos, cono la histórica Izquierda Republicana de D. Manuel Azaña), y el proceso constitucional estuvo marcado por la cesión de las izquierdas, ante el miedo de un golpe de estado, lo cual permitió que se aprobaran algunas de las partes más conservadoras de la constitución, como la monarquía designada por Franco, la no abolición total de la pena de muerte (que la constitución permite en caso de guerra, aunque no mientras esté vigente la Ley Orgánica 11/1995), la inexistencia de una verdadera separación de poderes, y otros aspectos. La constitución era, aunque enormemente aperturista con respecto al régimen anterior, claramente conservadora. Así, la derecha, que partía del juego con ventaja (pues jugaba con cartas heredadas del franquismo que no estaban en la baraja) consiguió imponer el marco en el cual se tenía que desarrollar el futuro democrático del país.

Constitución Española original (con el Águila de San Juan)

Pocos años después de la aprobación de la constitución, el principal partido de la izquierda, el PSOE, comienza, con al abandono del marxismo, el principio de un viraje ideológico que le sitúa en la derecha económica y, finalmente, también en la derecha política. Y aquí es cuando los endebles cimientos de nuestra democracia se vienen abajo. El PP y el PSOE forman una pinza para “sortear ligeramente” los artículos más progresistas de la constitución, convirtiendo en papel mojado todo lo que significaba derechos, pero defendiendo férreamente los privilegios de las clases dominantes.

Pero pasó el tiempo, y el viraje hacia la derecha del binomio PP-PSOE siguió aumentando cada vez más. Hasta que llegó un momento en que se situaron tan a la derecha, que aquella constitución parcialmente conservadora de 1978, les quedaba excesivamente a la izquierda. Ya no podían “sortear ciertos artículos”. Había que empezar a reformarla. Y así es como un martes 30 de Agosto se aprueba en el parlamento el primer trámite para una reforma constitucional que cuenta únicamente con el apoyo del PP y el PSOE. Este nuevo pacto PP-PSOE que, por cierto, se gestó en tan solo 48 horas y marginando a los demás grupos parlamentarios, solo fue posible gracias a la sobrerepresentación que tienen estos partidos gracias a la Ley Electoral (una ley que contradice uno de esos artículos “sorteables” de la constitución), que otorga a estos dos partidos un número de escaños mucho mayor del que les correspondería por su número de votos. El objetivo de esta reforma es, como ya se veía venir, situar a la constitución más a la derecha, y recortar aún más el poco Estado del Bienestar que nos quedaba. Por si fuera poco, ni si quiera se dignan a consultar a la ciudadanía en referéndum si quieren que se lleve a cabo esta reforma de la constitución –la ley máxima del estado español- que ningún partido llevaba en su programa electoral.

Pero... ¿En qué consiste realmente esta reforma de la constitución? Básicamente lo que hace es limitar el gasto que pueden realizar las comunidades autónomas, que son las que tienen las competencias de educación y sanidad (entre otras). De esta forma, se consigue gastar menos dinero púbico en dos de los pilares básicos del Estado del Bienestar (además de muchas otras cosas como la construcción de bibliotecas, museos, infraestructuras…). Eso sí, lo que esta reforma NO hace es eliminar la duplicidad de competencias, propia de un estado con un modelo territorial tan difuso como el nuestro, y que supone un enorme derroche de fondos públicos, no se suprimen las partidas para la Iglesia ni los centros concertados, no se baja el salario del Rey (que, mensualmente, es de 120 millones de las antiguas pesetas), ni se eliminan los salarios vitalicios del presidente y sus ministros, tampoco se suben los impuestos a los ricos, que SON LOS QUE MENOS IMPUESTOS PAGAN, ni se pone un impuesto especial a la banca, que, además de haber causado la crisis, se está lucrando a su costa.

En definitiva, bajo el falso pretexto de la eficiencia (las medidas que he citado antes serían mucho más eficientes), se reforma la constitución para reducir los derechos de los ciudadanos, pues unos servicios públicos de menor calidad (que es lo único que esta reforma va a generar) se traducen en una menor prestación social para el trabajador, para el hombre de a pie, que es el que paga los impuestos que mantienen este país.

El Orden y la Estabilidad.

El orden. No hay concepto más aterrador para las personas que saben historia y están comprometidas con la libertad. Las mayores tropelías de la humanidad han sido cometidas en nombre del orden. Cada vez que un pueblo se indigna y se atreve a protestar, a poner fin a una determinada injusticia, siempre hay alguien que, en nombre del orden, suprime las libertades y oprime al disidente. Ocurrió en Chile y en España, cuando los militares se sublevaron contra la voluntad popular, que clamaba cambio. Ocurrió en Alemania, cuando el gobierno del SPD reprimió violentamente a la Liga Espartaquista (con ayuda de las milicias de extrema derecha). El orden es la excusa que tradicionalmente utilizan las oligarquías (gobiernos, militares, burgueses…) para impedir cambios sociales o transformaciones democratizadoras. Es la excusa para suprimir la soberanía popular.

La palabra orden ha sido utilizada en tantas ocasiones, que, poco a poco, la gente se ha ido dado cuenta de su significado, de la relación inequívoca entre orden y represión. Esto ha llevado a la oligarquía a desarrollar un nuevo término para utilizarlo con las mismas consecuencias que el anterior: la establidad.

En nombre de la estabilidad, España tiene una ley electoral antidemocrática, que hace que los votos al PPSOE valgan más que los votos a IU o UPyD. En nombre de la estabilidad (económica), esto es, la garantía de que los ricos no vean en riesgo sus fortunas a causa de sus errores financieros, los trabajadores tenemos que pagar una crisis que no hemos provocado.  Orden y estabilidad. Cada vez que oigo estas palabras me pongo a temblar.

La Pinza

El 28 de Octubre de 1982, Felipe González Márquez ganaba las elecciones generales. Su partido obtenía 202 votos, la mayoría absoluta más amplia de nuestra democracia. Llegaba el momento de realizar todas aquellas hazañas socialistas que había prometido: salida de la OTAN, igualar la pensión mínima al salario mínimo, creación de empleo, ampliación de los derechos sociales, lucha por la libertad del pueblo saharaui, implantación de una economía más justa…Desde luego, tenía mayoría suficiente para realizarlas todas y más. Pero la realidad fue muy distinta. El gobierno felipista llevó a cabo las políticas más derechistas que en esa época podían ser imaginadas y, desde luego, no cumplió con ninguna de sus grandes promesas. En aquellas circunstancias, un grupo de partidos de izquierdas de diversas tendencias (socialistas desengañados del felipismo, comunistas democráticos del PCE y otros partidos, y republicanos de izquierdas de otras filiaciones políticas) fundaron la coalición Izquierda Unida, que tenía como finalidad combatir el gobierno derechista de González y constituirse en una alternativa de izquierdas a aquel gobierno.

El mensaje de Izquierda Unida, de un carácter extremadamente claro y en sintonía con las necesidades de los trabajadores, tuvo su efecto en la sociedad. La coalición, que comenzó sus andanzas con un único diputado (Gerardo Iglesias), llegó a aumentar 21 veces su representación en el congreso. ¿Qué fue lo que ocurrió después? Para empezar, hay que puntualizar que esos 21 escaños no se correspondían con el verdadero porcentaje de votos de IU, que en realidad era mayor, sino que eran el resultado de una injusta ley electoral que tenía como única finalidad asegurar que el poder estuviera siempre en manos del PP y el PSOE, garantes del régimen continuista de 1978. Pero, de seguir creciendo el apoyo a Izquierda Unida entre la población, esta ley no sería suficiente para contener el crecimiento de la coalición izquierdista. Fue entonces cuando al PSOE se le encendió la bombilla, e ideo un concepto político que le salvaría la vida: la pinza.

En múltiples ayuntamientos y parlamentos, el PSOE esperaba obtener el poder con el apoyo de Izquierda Unida, pero, lo que en ningún momento tenía pensado hacer el  partido felipista era girar sus políticas hacia la izquierda. Es decir, querían que IU, una organización de izquierdas, les apoyara para hacer políticas de derechas. Evidentemente, Izquierda Unida rechazó esta colaboración, lo cual le sirvió al PSOE para decir que existía un pacto oculto entre el PP e Izquierda Unida para debilitar al PSOE, que fue conocido como la pinza. Por supuesto, esta afirmación no era más que una burda patraña, pero fue repetida hasta la saciedad por los medios de manipulación afinas al PSOE, como el grupo PRISA (La Ser, El País…),  hasta grabarla en el subconsciente de muchos ciudadanos, que llegaron a tomarla por verdad. A partir de ese momento, muchos votantes (reales y potenciales) de Izquierda Unida, giraron su voto por rechazo a la inexistente pinza, bien dándolo al PSOE, o bien quedándose en casa. El resultado no se hizo esperar. En el año 2000, IU desciende de 21 a 9 escaños, y el PP gana las elecciones por mayoría absoluta. Cuatro años más tarde, es el PSOE el que obtiene la victoria, bajando de nuevo IU hasta los 5 diputados. En 2008, PP y PSOE mejoran sus resultados considerablemente, mientras que IU queda con un único diputado (dos si contamos al diputado de ICV).

Pero llega la crisis económica, y el PP y el PSOE inician una competición por ver quién de los dos es capaz de buscar métodos más eficientes para esclavizar a los trabajadores y hacerles pagar la crisis provocada por los capitalistas. Solamente IU, sin casi presencia en el parlamento ni en los medios de comunicación, dominados por los partidos del régimen (incluyendo PNV y CiU que, a pesar de tener menos votos que IU, tienen más escaños en el congreso y más presencia en los medios de comunicación), planta cara a los dos grandes partidos y a las fuerzas del capital y se pone, como siempre ha hecho, del lado de los trabajadores. Como consecuencia, en las elecciones municipales de 2011, el PP mantiene su número de votos, el PSOE se desploma, e IU sube notablemente. Por supuesto, la ley electoral se encargó de no traducir estos votos en concejales, pero, como ya había ocurrido en tiempos de Felipe y Aznar, la subida de IU volvía a poner en peligro su hegemonía. ¿Durante cuánto tiempo más podrá contener la ley electoral los verdaderos resultados de Izquierda Unida?. Era el mismo problema que ocurrió a finales de los 90, y la solución volvía a ser la misma: La Pinza. Así, a día de hoy, podemos ver a numerosos dirigentes del PSOE rescatando el viejo mensaje de la pinza entre PP e IU para debilitar al PSOE.

Pero…¿Significa eso que no existe la pinza?. Por supuesto que existe. Existe la pinza entre el PP y el PSOE para acabar con la izquierda, y a las pruebas me remito:

  • En el ayuntamento de Oviedo era posible conseguir un gobierno que arrebatase la alcaldía al Popular Gabino de Lorenzo. El PSOE no quiso presentar candidato, y se abstuvo ante la elección del alcalde, impidiendo que Roberto Sánchez Ramos (Rivi), de IU, se alzara con la alcaldía, y entregándosela de nuevo a Gabino de Lorenzo.
  • En una gran cantidad de ayuntamientos donde IU ganó las elecciones, el PSOE votó a los candidatos del PP, para arrebatarle la alcaldía a IU y entregársela a los populares.
  • Ambos partidos se niegan a cambiar una Ley Electoral que es injusta y antidemocrática, y que impide que Izquierda Unida tenga la representación que la ciudadanía le otorga en las urnas, obteniendo siempre un porcentaje de cargos electos (concejales diputados, senadores…) profundamente inferior al porcentaje de votos obtenido.
  • Las empresas de manipulación (mal llamadas medios de comunicación) afines al PP-PSOE manipulan (o sencillamente omiten) la información relacionada con Izquierda Unida.

En definitiva, la pinza existe, pero no es de IU y el PP contra el PSOE, sino del PP y el PSOE (que políticamente representan lo mismo) contra la única alternativa de izquierdas, que es Izquierda Unida.

España no es una democracia. Análisis de los resultados electorales.

El resultado de los comicios del 22 de Mayo no es, como nos quieren hacer creer determinados medios de comunicación, el triunfo del PP. El resultado verdadero y objetivo es el hundimiento del partido único, el PPSOE de ZP y Rajoy. Y es que la suma de PP+PSOE ha perdido más de un millón de votos. Si contamos el total de ciudadanos censados con derecho a voto (incluidos los abstencionistas y los que han votado blanco o nulo), tendremos que el PP tiene un 24% de los votos, y el PSOE un 18%. Es decir, los dos juntos no llegan ni al 40% de los votos. Dicho de otro modo, más del 60% de los ciudadanos no ha votado ni al PSOE ni al PP. Esto tiene dos consecuencias bien claras:

  1. El PP gobernará en muchos lugares con mayoría absoluta cuando su porcentaje de votos oscila en torno al 25%. Incluso si descontamos la abstención, el porcentaje de votos del PP sobre el voto total oscila en torno al 35,8%. Esto da cuenta, de nuevo, de la ausencia absoluta de democracia que hay en este país. La Ley Electoral transforma la realidad ideológica del país, emitida en forma de votos, en una serie de concejales y diputados que guardan muy poca relación con dichos votos. Esto, además, desmiente el mito de que el único inconveniente de la Ley Electoral es la división en circunscripciones, ya que en unas elecciones municipales el municipio es unicircunscricial, pero la Ley d’Hont sigue torturando a los partidos mal llamados minoritarios (como si un partido que ha sido votado por el 25% de la población pudiera ser llamado mayoritario).
  2. El bipartidismo no tiene respaldo popular. España no es una democracia, y la dictadura bipartidista no se sostiene por el apoyo popular, como nos quieren hacer creer, sino por los medios que el propio régimen tiene para defenderse, esto es, la ley electoral y las empresas (públicas o privadas) de información/manipulación. El funcionamiento es el siguiente: el ciudadano vota contra el PPSOE, pero el sistema electoral manipula los resultados (ley d’Hont y sistema de circunscripciones). Posteriormente, las empresas de información convencen al votante de que esos son los resultados elegidos por el pueblo. Una vez finalizado el proceso, el ciudadano asimila que el resto de la población ha votado distinto y, como es lo que ha sido elegido por la mayoría, lo acepta y lo asume. Llegado el caso, incluso puede sentirse decepcionado y frustrado, al verse como una minoría y contemplar que su voto nunca tiene un efecto apreciable, pasando a votar a los ganadores o dejando de votar.

 

En conclusión, podemos afirmar sin lugar a dudas que España es una dictadura bipartidista. Alguien puede pensar que esto es una exageración, una forma de hablar. En absoluto. Tras la muerte del dictador no hubo una transformación de dictadura a democracia, sino a dictadura de partido único a dictadura bipartidista. El motivo es muy simple, cuando solo hay un partido, es evidente que a las demás opciones políticas no se les permite llegar al poder, pero si hay dos que se suceden en el gobierno, da la impresión de que existe una alternancia, un poder de decisión real, en definitiva, aparenta ser una democracia. Pero… ¿Lo es en realidad? ¿Es acaso menos mala una dictadura bipartidista que una dictadura de partido único?. Voy a demostrar que no. Un sistema de partido único es dictatorial porque, al no haber forma de cambiar al líder, éste puede hacer lo que quiera sin respetar la opinión del pueblo. En un sistema bipartidista, una vez elegido uno de los dos partidos éste puede hacer lo que le venga en gana, ya que, si pierde las próximas elecciones, será sustituido por el segundo partido que, al actuar también en desacuerdo con el pueblo, volverá a ser sustituido por el primero. Es decir, los dos partidos pueden actuar completamente al margen del pueblo por que esto no les supondrá en ningún caso una pérdida del poder, sino una sustitución temporal. 

Manifestación en defensa de la Universidad Pública. Miércoles 23

Os animo a todos a acudir este miércoles 23 a la manifestación en contra de ese sinsentido educativo que es el Plan Bolonia. Yo desde luego allí estaré.

Los sindicatos, el pensionazo, la ley Sinde, y el Partido "Socialista".

Los gloriosos sindicatos UGT y CC.OO., luces que guían al proletariado español en busca de la liberación, azotes del opresor y el capitalista, han conseguido que el gobierno ceda en sus pretensiones y que un trabajador pueda jubilarse a los 65 si ha cotizado durante unos míseros 38 años y medio. ¿Quién no ha cotizado 38,5 años? Al fin y al cabo sólo hay que echar cuentas. 65-38,5=26,5. ¡Maravilloso! Si una persona lleva desde los 26 años y medio cotizando a la seguridad social sin parar tendrá su pensión a los 65. ¿Y Quién no va a estar cotizando ininterrumpidamente desde esa edad? Afortunadamente, en nuestro país no existe la gente trabajando sin contrato, ni el paro, ni ninguna otra preocupación social. Desde luego, si algo de eso existiera, cualquier trabajador podría decir que el acuerdo al que han llegado los sindicatos no sirve para nada, que absolutamente nadie puede llegar a los 65 años con 38.5 años cotizados y que por tanto nos han vendido. Podría incluso pensarse que UGT y CC.OO. responden más a los intereses de la patronal que a los de los trabajadores. 

Ahora, hablando en serio. Lo hemos vuelto a ver, lo que ya anunciábamos cuando UGT y CCOO se negaron a convocar otra huelga general (después de que ellos mismos intentaran boicotear la primera poniéndola en Septiembre), al final han cedido en todo. Una cesión disfrazada de pacto, pero que a poco que se lea con un poco de lógica, se convierte en una cesión total y sin condiciones. Desde aquí vuelvo a insistir en algo que ya dije: IU debe desligarse de una vez de CCOO, debe condenar , no reprochar, ni criticar levemente, sino condenar enérgicamente, la actuación de este sindicato vendido y burgués, y debe ponerse manos a la obra para impulsar un proyecto que culmine con la creación de un nuevo sindicato combativo y de clase.

Pero esto no es todo. El gobierno no ha demostrado en estos días su faceta fascista únicamente en cuanto a lo que en derechos laborales se refiere, sino también en derechos civiles. Se empeñan en seguir aprobando la Ley Sinde, esa que permite al gobierno cerrar páginas web a dedo. Esta ley (que no es muy diferente a la ley que utiliza la dictadura china para censurar internet) va a ser finalmente aprobada, gracias al PP, que tanto la criticaba inicialmente (aunque también es cierto que criticaban sin cesar la reforma laboral y luego no votaron en contra). El director de la Academia de Cine ha dimitido al conocer la postura del gobierno, y éstos, han respondido intentando vedarle la gala de los Goya. Llevo muchos años diciendo al PSOE que quiten del nombre las palabras socialista y obrero, ahora creo que el problema no es sólo lo que les sobra en el nombre, sino lo que les falta. Partido Nacionalsocialista Español. Ese sería un nombre adecuado para un partido que ha demostrado, no sólo que es de derechas, sino que no tiene el más mínimo carácter democrático.

 

La traición de Comisiones.

Escribo este artículo bastante tarde por que he tenido impedimentos a causa de los cuales no he podido actualizar el blog. Pero, si bien mi teclado ha estado “de vacaciones” durante estas semanas, mi cerebro ha seguido recopilando información e indignándose por momentos ante la más que evidente traición que la clase trabajadora ha recibido por parte de los dos “sindicatos” mayoritarios, CC. OO. Y UGT.

A medida que iba pasando Enero me iba preguntando ¿A qué están esperando los sindicatos para convocar esa huelga general que prometieron para el día 27? Pero la fecha se iba acercando cada vez más, y seguía sin haber ninguna noticia al respecto. Dentro de mi iba creciendo cada vez más un serio temor: el temor a que CC. OO. Y UGT volvieran a sabotear (ahora creo que intencionadamente) la huelga, como ya hicieron con la anterior (¿Recordáis aquella injustificable prorrogación hasta el 29S?). Finalmente así ha sido. No han convocado la huelga, y ahora se sientan a negociar con el gobierno, y todo apunta a que, finalmente, acatarán la subida de la edad de jubilación y el aumento de los años necesarios para cotizar (lo que en la práctica supone, además, una bajada en las pensiones). Nos han vendido, y no ha sido solo la UGT, ha sido también CC.OO., y es importante que esto se diga desde un blog como este, que pertenece a la blogsfera de Izquierda Unida. Es hora de que todos los militantes de IU abran los ojos. CC. OO. No es “el sindicato afín a IU”, CCOO es otro “sindicato” vendido, al igual que la UGT, que son afines, como mucho, al PSOE y al interés de los banqueros. Con sindicatos como estos…¿Quién necesita a la patronal?

No obstante, y por mucho que les pese, el movimiento obrero seguirá adelante, con o sin (más bien sin) los llamados “sindicatos mayoritarios”. Es necesario que nos desliguemos definitivamente de ellos, y que comencemos a construir un proyecto sindical alternativo, de clase, combativo, hecho por los obreros y para los obreros y, sin duda alguna, de izquierdas, pues de lo contrario los trabajadores se quedarán sin nadie que los defienda en un momento en que sus derechos peligran como nunca antes lo habían hecho. Creo firmemente que Izquierda Unida debería comprometerse con esta refundación del sindicalismo, en el seno de la refundación de la izquierda.

En cualquier caso, el día 25 los sindicatos reales en Asturies, como la Corriente Sindical d’Izquierdes o la CNT, convocan una manifestación en la Plaza l’Humedal de Xixón a la que, desde luego, yo asistiré. Si en algún momento CC.OO. decide hacer algo a destiempo, a sabiendas de que será ya inútil, y con el único objetivo de que Toxo salve la cabeza…no sé si podrán contar conmigo. Más bien prefiero parafrasear a aquella malvada reina que decía ¡Que le corten la cabeza! 

La nueva ideología: El Moderantismo

El moderantismo. Es la nueva ideología de moda. Durante los últimos años se ha puesto tan “ a la última” eso de ser “centrista y moderado” que todo el mundo (o mejor dicho, todo el mundo de la derecha), se ha querido apuntar al carro. ¿Moderados de que ideología?.  Esta es la pregunta que cabría hacerse el votante confundido con un mínimo de razonamiento crítico. ¿Liberales moderados?, ¿conservadores moderados?, ¿socialdemócratas moderados?….Eso no importa, lo importante es ser moderado, de lo que sea. Hasta tal punto ha llegado esto que no es difícil encontrar en internet partidos, de esos que se hacen llamar de centro, cuya única definición ideológica es una palabra sacada del siglo XIX: Moderantismo. Ser moderado ya es una ideología en sí misma. ¿Qué se puede esperar de estos partidos que ocultan su ideología tras una palabra que ya carece por completo de significado?. Pues sencillamente que, o no tienen ideología, o no quieren mostrárnosla.

Si la memoria no me falla, en España todo esto empezó cuando el principal líder de la derecha radical, que llegó a ser presidente del gobierno, José María Aznar, comenzó a decir que su partido era “de centro” y “moderado” de una forma obsesiva, hasta tal punto que había veces que no se sabía si querían convencer al electorado o si se querían convencer a sí mismos. Otro ejemplo no muy alejado se encuentra en el Partido de la Libertad de Austria, un partido de extrema derecha fundado por miembros de las SS y del Partido Nazi. A pesar de su ideología, este partido formó parte de la Internacional Liberal, en la que se agrupan todos esos partidos que se hacen llamar de “centro” o “moderados”, como el antiguo CDS de Adolfo Suarez, Unió Mallorquina, o el Partido Liberal Demócrata del Reino Unido, dirigido por el político de moda, Nick Clegg. ¿Cómo es posible que todos estos “moderados” se identificaran internacionalmente con un partido claramente nazi?. Que alguien me explique qué significa eso del moderantismo, porque, a la luz de estos ejemplos, sigo sin entenderlo.

El caso es, que estos partidos sin ideología definida han conseguido convencer a la sociedad de que ser “moderado” es bueno, y que todos aquellos que no se llamen a sí mismos “moderados”, son malos, son radicales, son peligrosos. Y es que parece cada vez más evidente que lo único común entre todos estos partidos es su amor incondicional por el sistema establecido. ¿A caso es todo esto una campaña propagandística para defender el sistema actual con uñas y dientes y criminalizar a todos aquellos que criticamos las condiciones de explotación sobre las que se sostiene? Para contestar a esta pregunta, voy a retroceder en el tiempo, hasta el nacimiento del “moderantismo”. Abrochaos el cinturón de vuestra máquina del tiempo. Allá vamos.

Bien, ahora estamos en el Siglo XIX. En toda Europa hay una ideología, el liberalismo, que se está abriendo paso hacia el poder, aplastando el anterior orden establecido. Son muchos los sectores reaccionarios que se dan cuenta de que el absolutismo ha llegado a su fin y que el liberalismo vencerá, así que deciden cambiar su estrategia de total oposición al liberalismo y fundan partidos que se hacen llamar “liberales moderados”. ¿Qué perseguían estos partidos liberales moderados? Pues básicamente instaurar un liberalismo muy restringido, no aceptan la soberanía nacional, ni el sufragio universal, ni mucho menos se atreven a cuestionar la figura del Rey o de la Iglesia. En definitiva, los moderados tenían como función preservar lo máximo posible del Antiguo Régimen. Pero su estrategia no constaba solo en hacerse llamar “moderados” en lugar de absolutistas o reaccionarios para preservar el régimen, sino en tachar de “radicales” a las demás ideologías.

Los “moderados” del siglo XXI tienen el mismo nombre que los del siglo XIX, tienen también su misma táctica y, es evidente, que comparten también sus mismos objetivos, la defensa del actual sistema, la fiera oposición a avanzar a un mayor nivel de democracia, la negativa total a emprender reformas sociales para ayudar a los más desfavorecidos…En definitiva, el moderantismo significa defender que los de arriba sigan arriba y que los de abajo sigan abajo.